Modos de estar aquí
Todo comenzó con mi participación en el club de lectores de cómic de Pereira (Hablemos de BD). Como se sabe, la desbordada expansión de escenarios virtuales -sin lugar y tiempo- como mecanismo de no cancelación y continuidad de las actividades -a pesar de la crisis- ha ampliado la oferta permitiendo una participación no corporal a cambio de la supresión de algunos sentidos. La segunda sesión del club que presencié se instalaba a partir de la versión ampliada de Aquí (Here) de Richard McGuire en la que parte de la memoria familiar del autor es representada en un espacio de una casa, pero también en el afuera de esa casa. La primera versión es una pequeña tira cómica de 6 páginas que supuso un experimento innovador en las formas narrativas de los cómics. Aquí es un procedimiento, una fórmula, un cómic conceptual, una forma de narrar que luego ha sido usada. Un trabajo que fue publicado hace más de 30 años en la revista Raw; la publicación antológica de cómics de vanguardia creada por Art Spiegelman y Françoise Mouly. En esos años para Mouly, quien desde 1993 es directora de arte de The New Yorker, publicar esa versión original de Aquí «Estaba en el centro de lo que nos interesaba, y no se había hecho antes».
La concreción lograda por McGuire en esa primera versión se debe a varios momentos claves; uno de ellos fue cuando McGuire asistió a una conferencia de Art Spiegelman a finales de la década de 1980 en la cual, Spiegelman lanzó una idea que sería determinante en su trabajo: «las tiras cómicas son esencialmente diagramas». A partir de ahí McGuire empezó a trabajar en el montaje de un cómic que jugaba con la idea del espacio a lo largo del tiempo. Y otra, cuando un amigo le mostró al autor una computadora con un software nuevo que nunca había visto antes. El software era una versión del primitivo Microsoft Windows. Al ver las múltiples ventanas, McGuire entendió que con el uso de «múltiples ventanas puedes tener diferentes tiempos en el mismo espacio». Inspirado entonces, en el concepto de «ventanas» que aparecía en la pantalla de una computadora (pantallas dentro de una pantalla) y la idea de los cómics como diagramas, McGuire desarrolló una serie de páginas con viñetas dentro de viñetas que sería el dispositivo esencial en Aquí.
Parte de esto que escribo fue discutido también en la conversación alrededor del libro en Hablemos de BD, así como la discusión sobre el tiempo, y la noción del tiempo «hauntológico» que el escritor Pepo Pérez había mencionado unos días atrás en una explicación sobre el tiempo de lectura (interno y externo) en una página de cómic. Pero lo que me interesa, más allá del breve conteo, es la relación de las anécdotas con el modo de lectura que contrajo Aquí a través de una reunión de Google Meet. Cuando abrí el libro, estropeado en su portada por un accidente de hace unos años, lo que me encontré fue una estructura similar a la que he pasado navegando en los últimos meses. La superposición de tiempos y espacios me resultó un espacio habitable respecto al año 2015 cuando lo leí por primera vez. El libro, que no es un libro de cómic convencional, se me transformaba ahora, aquí, en las pantallas donde muchos estamos intercambiando gestos, ecos, contactos e información. El libro era la sensación flotante, el diagrama, y la suma aleatoria de ventanas. Un modo de leer un cómic, pero también un modo de leer ahora en relación con el aquí; ese donde el tiempo está plegado, averiado por la información transitante, un tiempo que no está exento de contagios o en el que estos son más visibles. Uno donde el cerebro establece relaciones con los espacios y los recuerdos, en el aquí, en el pasado y en el futuro. Con intrusiones de una época en otra, de un tiempo en otro. Un espacio lleno de discontinuidades y anacronismos que flotan en un tiempo compartido, que es el tiempo de las pantallas y el lugar de estas. Ahora bien, Aquí, de McGuire es la materia no visible de la narrativa que hemos usado como recurso para no perder el contacto, no tanto como una decoración estética y detenida o la imagen de una multipantalla y las viñetas donde instalamos nuestra presencia en una conversación virtual, sino desde sus vórtices ocultos, la fractura del espacio, el lugar y el tiempo y las posibilidades de una comunicación aleatoria y fantasmática.
Esta impresión no es simplemente el resultado de una casualidad sino la puesta en el aquí de los materiales sustraídos por McGuire para su primera versión: las ventanas de Windows y el concepto de diagramas mencionados. La sensación de estar conectados a una nueva interfaz como apuntó Jacques Rancière, una que puede modificar lo visible, y las formas de percibir y expresar lo que leemos. Una interfaz que sabemos no es nueva.
Aquí entonces, ese cómic diseñado con otros materiales a finales de los años 80, y su ampliación de más de 300 páginas, son un concepto en cómic que define ese modo de ser y de leer que ha cambiado en esta crisis, uno en el que estar aquí es un todo a la vez; porque ahora estamos allí, allá, acá, cerca, lejos, adelante, encima, debajo, enfrente, atrás, alrededor. Todo esto y más, a pesar de los días de encierro.
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La vuelta a la isla, en San Andrés.
¿Cuál es tu planta favorita?
Los Gladiolos
¿Si fueras un animal cuál serías?
Un bull terrier.
Si pudieras escoger un lugar para pasar la próxima pandemia ¿cuál sería y qué llevarías en un kit de emergencia -máximo 3 infaltables-?
Oaxaca. Una linterna, un sombrilla y una candela.
¿Cuál es tu canción pandémica?
The opening theme to Gosei Sentai Dairanger.